Las emociones y la terapia visual

Si tuviera la receta mágica de cómo trabajar con todos los niños en consulta  por igual, sería como una "máquina" inflexible, prosaica, hipócrita, deshonesta a la vez que insensata y aburrida.

Lo lamento, no la tengo. El niño no es un pequeño adulto, por tanto, no lo tratemos como tal.




Ellos en muchas ocasiones no son capaces de expresar e identificar sus emociones, en ocasiones por timidez, en otras por las dificultades en sus habilidades comunicativas verbales, en otras ocasiones en cormobilidad junto a discapacidades auditivas,visuales sensoriales o motoras, presencia de TEL, TEA, TDA u otros trastornos.

En autoconocimiento emocional debe ser recíproco, tanto por parte del niño como del terapeuta, y por tanto el control y el reconocer las emociones es fundamental. Si queremos dar lo mejor a un niño, hemos de estar al 100%. Si estoy al 100% puedo darlo en las sesiones, mi atención debe ser plena hacia él, debo conocerle, saber como se siente en cada momento, conocer que es lo que le gusta y lo que no, y para ello, debo dejar que él me conozca a mi.

La automotivación deber ser también recíproca: he de transmitirle que aquello que estoy trabajando con él me gusta y mucho, porque he de transmitirle motivación positiva, crear ese feedback tan importante que despierta la curiosidad. Sin curiosidad no existe motivación y sin motivación difícilmente podremos aprender positivamente y perdurable en el tiempo.

Hemos de trabajar la empatía, ponernos en el lugar del niño, y enseñarle a ponerse en el lugar de los otros. Enseñarle que equivocarse en un ejercicio no tiene porque ser  negativo.
Trabajar el altruismo, la cooperación, generar comportamientos a través del juego sin que implique directamente un beneficio concreto para él.

Hemos de enseñarle a que sea capaz de tomar decisiones en cada ejercicio, aunque haya errores, de forma que sea capaz de tomar decisiones en situaciones en las que exista conflicto en la posible respuesta.

Hemos de crear responsabilidad recíproca, para que exista avance en todo proceso terapéutico,  ya que la Terapia Visual  es más  que procedimientos mecánicos y automáticos.

Hemos de crear un ambiente en consulta de consideración a uno mismo ( del terapeuta al paciente y del paciente al terapeuta), de forma que seamos capaces de reconocer que necesita el otro de mi y que necesito yo.

En conclusión, hemos de construir un día a día en nuestra consulta, como en un episodio, situaciones en las que paciente sea el  protagonista, contextualizarlo y darle estructura a través del juego, a través de los diferentes procedimientos de terapia creados para él. 
Para él un juego, para mi mucho más.









Referencias:
-http://www.arasaac.org/ ( Visto el 24 de agosto de 2017)